Reportaje
El 27 y 28 de septiembre de 2016, investigadores de todo el mundo se reunieron en B·Debate para crear sinergias que puedan facilitar la transición de una dependencia de derivados fósiles a una bioeconomía sostenible.
Uno de los grandes desafíos que tienen la industria y la economía es el de hacerse sostenible. En un contexto de cambio climático, empieza a ser urgente caminar hacia lo que se ha llamado la sociedad “post-petróleo”: una sociedad donde prime el uso de energías renovables y se reduzcan al mínimo el uso de plásticos contaminantes. Una sociedad que tiene, además, el reto de alimentar a una población creciente sin apenas margen para aumentar la superficie de cultivo.
En un contexto de cambio climático, empieza a ser urgente caminar hacia lo que se ha llamado la sociedad “post-petróleo”
En el centro de todos estos retos están las plantas. La ciencia y las nuevas tecnologías buscan optimizar las formas de obtener energías y materiales a partir de ellas. Incluso de mejorar los cultivos para hacerlos más eficientes y productivos. Y en la base de cada uno de los mecanismos está lo que se conoce como proteostasis, o el equilibrio de las proteínas. Como si fuera un viaje ascendente, entender la parte más básica de su funcionamiento permitirá disponer de más y mejores herramientas.
Para exponer y discutir las principales novedades en todos estos campos, expertos nacionales e internacionales se reunieron el 27 y 28 de septiembre de 2016 en el debate ‘Plant Proteostasis. Towards a Green Based Industry’ organizado por B·Debate ─ una iniciativa de Biocat y de la Obra Social “la Caixa” para promover el debate científico ─ junto con el Center for Research in Agricultural Genomics (CRAG) y la acción COST Proteostasis.
Las plantas están en el centro de muchos retos globales, como son la necesidad de alimentar a una población creciente y de obtener energías renovables en el contexto de un cambio climático. Dentro de las aplicaciones en las que se trabaja están la mejora de los biomateriales, el desarrollo de cultivos más resistentes y productivos y la modificación de las plantas y los procesos para incrementar la energía extraída. La investigación básica es fundamental para que las mejoras aparezcan. Dentro de ella, dos términos se antojan fundamentales: la proteostasis y la autofagia (objeto del reciente premio Nobel de Medicina). Una preocupación constante de los científicos es cómo hacer para que el viaje desde los laboratorios al “mundo real” sea más rápido y efectivo. |