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Dr. Raúl Insa

fundador y director general de SOM Biotech


Doctor en neurología clínica por la Universidad de Alicante y MBA por Esade Business School. También ha participado en programas ejecutivos del IESE y Harvard. Durante más de 20 años trabajó en puestos de alta responsabilidad en farmacéuticas nacionales e internacionales como Parke-Davis (ahora Pfizer), UCB Pharma, Grupo Uriach e Isdin (Grupo Esteve). En 2009 fundó la biotecnológica SOM Biotech y actualmente está inmerso en la expansión de la empresa.


El reposicionamiento de fármacos (repositioning) se ha convertido en una solución viable para lanzar al mercado medicamentos con menos tiempo y para que las compañías farmacéuticas apuesten por este campo ya que les supone ingresos adicionales. Según un estudio de Thomson Reuters, actualmente se reposicionan unos 200 fármacos cada año que generan unas ventas de 20.000 millones de dólares.

En el Parc Científic de Barcelona (PCB) tiene su sede una de las pocas empresas en todo el mundo especializada en descubrir y desarrollar nuevas aplicaciones terapéuticas de fármacos que ya se comercializan, la biotecnológica SOM Biotech. A diferencia de algunas competidoras, su actividad engloba la validación preclínica hasta la prueba de concepto en humanos, la patente y la licencia a farmacéuticas para que lleven el medicamento hasta el paciente.

SOM Biotech ha recibido recientemente el premio EmprendedorXXI de "la Caixa" y el Ministerio de Industria en la categoría "Creces". El jurado la ha valorado por ser una empresa con resultados relevantes, un ambicioso plan de crecimiento y un equipo con alta capacidad de gestión. Acaban de abrir la tercera ronda de financiación para captar 6 millones de euros.

Su especialización es el reposicionamiento de fármacos. ¿Qué ventajas tiene respecto a la I+D clásica de nuevos fármacos?

El tiempo, el coste y el riesgo. Habitualmente los medicamentos se autorizan en base a criterios de eficacia, seguridad y calidad. En un producto de reposicionamiento, que ha permanecido tiempo en el mercado y hay mucha información disponible de seguridad y calidad, si con la nueva administración estamos dentro de la dosis habitual sólo debemos demostrar la eficacia. Esto implica que el riesgo sea menor y el tiempo y la inversión también se acortan porque se necessitan menos estudios. Si el desarrollo de un medicamento normal requiere entre 11 y 15 años, en uno de reposicionamiento se pasa directamente a la fase II clínica y, por lo tanto, podemos decir tranquilamente que lo acortamos en 5 y 6 años.

¿Cómo surgió la idea de crear una empresa basada en el reposicionamiento?

Durante 22 años he estado trabajando en diferentes laboratorios farmacéuticos nacionales e internacionales y me crucé con una tecnología computacional que tenía la capacidad teórica inicial de identificar nuevas aplicaciones de fármacos. Fue a partir de aquí que decidimos crear SOM Biotech.

¿Hay empresas similares en Cataluña y a nivel internacional?

Sí, en 2010 la empresa Business Insight citó que había 15 empresas en el mundo dedicadas parcial o totalmente al reposicionamiento de fármacos. SOM Biotech ya estaba identificada como una de ellas y, también, un par de empresas catalanas. La diferencia de estas empresas catalanas con nosotros es que ofrecen el servicio bioinformático, pero no asumen el riesgo que tiene desarrollar el producto hasta la fase II, que requiere bastante más inversión y más tiempo. A nivel internacional, las encontramos sobre todo en Estados Unidos y alguna en Japón y Europa, y trabajan como nosotros: llegan hasta la fase clínica y licencian el producto a un laboratorio farmacéutico capaz de comercializarlo.

¿Cómo competís con estas empresas?

Realmente no se compite con la herramienta de drug discovery. Una vez tienes identificada una nueva actividad de fármaco y eres capaz de demostrar que in vitro e in vivo funciona la puedes patentar, porque lo que tiene realmente valor es la patente de uso, es cuando te diferencias. Es como siempre en el sector farmacéutico, el que llega primero es el que mejor se posiciona.

Habéis conseguido licenciar a Argon Pharma una de vuestras moléculas (SOM0777) para tratar el glioblastoma múltiple, el tumor cerebral maligno más común. ¿Cuándo se podría tener este nuevo fármaco oral?

Las previsiones son a largo plazo porque este producto de reposicionamiento no había estado en el mercado y no había mucha información disponible, por lo tanto, se debe hacer bastante investigación preclínica. El timing de Argon Pharma es que en dos años tengan un fármaco en preclínica, con tres años se pueda empezar la fase clínica y en 5 o 6 años esté disponible en el mercado. Actualmente, el trabajo experimental lo llevan a cabo ellos y nosotros colaboraremos en la búsqueda de un nuevo socio cuando tengan un producto con datos experimentales suficientes para licenciar.

¿En qué estadio están las otras moléculas que tenéis en cartera?

Tenemos una cartera variada formada por cinco moléculas diferentes, de las cuales tres son para enfermedades raras. No trabajamos en un foco terapéutico sino de reposicionamiento, por tanto, es indiferente en qué área terapéutica descubrimos una nueva actividad siempre y cuando cubra una necesidad médica. Trabajamos en dos moléculas para enfermedades raras, la SOM0226 para tratar la amiloidosis asociada a la proteína transtirretina de la que en breve empezaremos la fase II en varios hospitales catalanes y la SOM3355 para la enfermedad de Huntington, un producto que está en el mercado en Japón y del que estamos haciendo las gestiones necesarias para iniciar un ensayo clínico en Europa. En fase de validación experimental in vitro, tenemos una molécula para el tratamiento del Alzheimer y la amnesia y otra para el tratamiento de la hipertrofia benigna de próstata.

Para sacar adelante todos estos proyectos que requieren inversiones millonarias, ¿cómo lo haréis a partir de ahora teniendo en cuenta que la financiación pública se ha reducido?

Estamos destinando todos los recursos disponibles en los dos proyectos prioritarios que se encuentran a punto de fase II y hemos abierto una ronda de financiación de 6 millones de euros para cubrir toda la cartera de productos actual y la futura entendiendo que queremos trabajar en 25 proyectos de reposicionamiento cada año. Y ¿cómo lo hacemos? Pues intentando adaptar al máximo los recursos económicos y humanos que tenemos en avanzar en los proyectos. La financiación en España y Cataluña está bastante mal, no obstante, dinero hay, es un tema de gestión del riesgo. Estoy convencido de que antes de seis meses habremos conseguido la cantidad suficiente para sacar adelante todos estos proyectos.

Fundamos la compañía a finales de 2009, en plena época de crisis, y ha sido una situación continuada desde que empezamos. En 2010 hicimos una pequeña ronda con un grupo de Family&Friends. En 2012 cerramos otra ronda y ahora hemos abierto ésta que es la más importante de todas. Los últimos meses hemos presentado la compañía en muchos foros de inversión en Zúrich, en Viena... y gracias al premio EmprendedorXXI viajaremos a Israel donde podremos conocer inversores y clústeres. Por lo tanto, una dedicación muy importante de mi tiempo, un 40%, es la búsqueda de inversión.

¿Todo apunta a que serán inversores internacionales?

Sí, creo que como mínimo serán el 50%. Es relevante para nuestro sector y el país que se pueda conseguir financiación internacional. Da más garantía al inversor privado local. Después no descartamos vender alguno de los productos que están en estado avanzado de licencia y de esta manera tener una financiación generada por el propio negocio de la compañía.

Desde el inicio tienen su sede en la bioincubadora del Parc Científic de Barcelona. ¿Qué beneficio les aporta estar en este entorno?

Ha sido y es una experiencia muy positiva. Inicialmente nos facilitó mucho la vida desde el punto de vista económico y, después, estar en el Parque significa que si necesitas apoyo científico de las plataformas comunes no tienes que comprar equipamiento. La convivencia de diferentes empresas facilita el contacto. Argon Pharma, por ejemplo. El año próximo, cuando finalice el período que podemos estar en la bioincubadora, valoraremos los pros y contras ya que la tarifa normal es más cara, pero nos gustaría quedarnos.

SOM Biotech ha ganado uno de los premios EmprendedorXXI por su potencial de crecimiento. ¿Cuáles son las metas a tres años vista?

Quisiéramos licenciar como mínimo una de las dos moléculas que entrarán en la fase II (amiloidosis y Huntington) ya que nos facilitaría nutrir la cartera de nuevos productos y, a la vez, que la compañía pudiera ir creciendo, dentro de una visión global pero con la sede en Cataluña. Si todo va según lo previsto, en tres años seremos una veintena de personas en el equipo, cuando hoy somos cinco.

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