"La industria innova y mejora la producción gracias a la biotecnología blanca"
presidente ejecutivo de Inkemia IUCT Group
Es uno de los máximos expertos catalanes en biotecnología blanca o industrial. Doctor en Química Orgánica por la UB y postdoc en síntesis orgánica por la Universidad de Berkeley. Fue profesor del Departamento de Farmacología y Química Terapéutica de la UB. También asesoró empresas del sector químico y farmacéutico a través de la Escola Sant Gervasi. El espíritu emprendedor le llevó a crear la empresa de internet CatWorld en 1996, que vendió a la multinacional británica Claranet. Fundó el Institut Univ. de Ciència i Tecnologia (IUCT), la empresa madre del actual grupo Inkemia IUCT.
Inkemia IUCT Group es la segunda biotecnológica catalana que entra en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) español con el objetivo de crecer internacionalmente. Creado hace 15 años bajo el nombre de Institut Univ. de Ciència i Tecnologia (IUCT) en Mollet del Vallès (Barcelona), el modelo de negocio de este grupo de pymes de alta tecnología es único ya que se dedica a crear y explotar su conocimiento para transferirlo a la industria química, farmacéutica y biotecnológica.
Durante este tiempo, Inkemia ha trabajado con más de 300 clientes industriales —como Almirall, Esteve, Novartis, Grifols, Merck, Pfizer, Uriach, Sandoz, entre otros— y ha desarrollado 33 proyectos de investigación propios, 8 plataformas tecnológicas y 27 proyectos de investigación a medida para diversas empresas.
Su actividad, que ocupa un equipo de 44 personas y 200 colaboradores, se estructura en tres unidades: IUCT SA (división del conocimiento), IUCT Emprèn SL (división del emprendimiento y capital riesgo) y IUCT Espais SL (división de equipamientos).
¿En qué momento decidisteis dar el paso de entrar en el MAB?
Hemos estado observando el MAB desde que se puso en marcha en 2006. Es un proyecto que se ha ido madurando poco a poco para ver qué modelo podía tener una mejor adaptación a nuestro caso. Inicialmente, en las salidas que se hacían en el MAB se captaron cantidades importantes de recursos, pero la evolución posterior de las compañías era irregular y conllevaba ciertos riesgos a la hora de afrontar las siguientes fases. Después, nos hemos encontrado con una crisis fuerte.
¿Cuál ha sido la estrategia?
Hemos optado por poner todas las acciones disponibles a cotizar, pero sin levantar recursos en el momento de la salida al MAB. Desde el mes de mayo hasta hoy sólo ha habido una salida, que es la nuestra, y en cambio hay en marcha cuatro ampliaciones de capital. Es muy difícil levantar capital desde cero para una compañía que el mercado no conoce, pero cuando ya está presente y ha estabilizado su cotización es más fácil valorarla y conseguir recursos. Por ejemplo, Eurona ha levantado 3 millones de euros, AB-Biotics, 4,5 millones y Gowex, 17 millones.
¿Recomienda que otras empresas del sector opten por esta vía de financiación?
Sí, pero hay que tener las cosas muy claras. Para evitar lo ocurrido en anteriores casos, en que se hundía la acción, hemos intentado salir con un precio muy moderado para que hubiera un recorrido al alza importante. El cálculo del precio se ha realizado partiendo de una ampliación de 1,3 millones de euros previa a la salida al MAB, en la que entraron accionistas cualificados y con relevancia —el 49% es de la Escola Sant Gervasi y el 35% de los investigadores y profesionales de la empresa—, y en base a números reales. Es decir, la valoración se ha basado en la historia de la compañía y no en las expectativas futuras, que no quiere decir que no existan, sino que dejamos que lo haga el mercado. A diferencia de muchas compañías tecnológicas no hemos valorado ni una sola patente.
Una empresa que funciona como un centro tecnológico, de carácter privado, con servicios como la transferencia de tecnología y conocimiento, consultoría, formación y un fondo de capital que invierte en spin-off. Su modelo es atípico...
Sí, como idea de empresa es innovadora en Cataluña, en España y en Europa. A veces nos sitúan como una empresa biotec, como una empresa de servicios tecnológicos, como una empresa de formación... pero en realidad lo que estamos haciendo es una explotación del conocimiento multiplataforma. Un modelo como éste se va desarrollando a lo largo del tiempo. Nosotros hemos ido creciendo y creando esta infraestructura a base de autofinanciación.
A través de IUCT Emprèn habéis creado un fondo de capital semilla.
En determinados descubrimientos tiene sentido explotar la patente por sí sola, no es necesario licenciar a grandes farmacéuticas. En este caso, nos planteamos que podíamos poner en marcha una nueva línea de negocio de creación de spin-off, pero fuera de la compañía ya que sino distorsionaría nuestra actividad. Como nosotros no somos especialistas, lo que tenemos que hacer es asociarnos con empresas y personas que sepan explotar nuestro know how. Adicionalmente hemos creado el Fondo de Capital Conocimiento para invertir en empresas creadas por emprendedores externos, que tienen muchas sinergias con nuestro conocimiento y esta participación refuerza y acelera el crecimiento de la empresa. Hasta hoy hemos cerrado acuerdos con Plasma Biotech, donde participamos en un 19,6%, Phyture Biotech, con un 21% y Enemce Pharma, con un 1%.
¿No han replicar vuestro el modelo en otros lugares?
De momento, no. Bueno, he dicho no muy rápidamente. Sabemos que alguna empresa que nos ha copiado algo... Y una de las compañías con las que estamos tratando de asociarnos en Brasil les ha gustado el modelo, por tanto, sí que existe un cierto grado de observación. Quizás no es un modelo extremadamente conocido, pero con la salida al MAB será más visible. De hecho, es uno de los objetivos, ganar presencia en el mercado.
¿La expansión internacional será con delegaciones o socios?
Con los dos modelos. Cada país y cada momento será diferente. Hacerlo con partners o acuerdos de comercialización es menos costoso económicamente. Estar en el MAB nos genera más recursos y nos permite replantear presencias más directas creando una empresa con socios locales y aportando capital o abrir una delegación con una estructura propia.
¿Cómo va la experiencia con el mercado brasileño?
Bien, aunque entrar en un mercado inmediato. A partir de los resultados de esta primera fase, viene un análisis y sabremos cuál es el segundo paso a realizar. El plan de futuro de Inkemia incluye una política de expansión internacional, de la que ya se han dado los primeros pasos en Japón y Brasil. La segunda fase de esta estrategia está bastante avanzada y comprende la entrada en Francia y en los Estados Unidos.
¿Cuál es la investigación que más le ha satisfecho desde que fundó el IUCT en 1997?
Es difícil de decir. El biodiésel de segunda generación (IUCT-S50) quizás ha sido uno de los que ha tenido más eco mediático y más proximidad al mercado y esto genera una satisfacción importante. Fruto de este primer paso estamos trabajando en otros proyectos de biocarburantes, pero también, estamos desarrollando disolventes verdes y nuevos agentes anticancerígenos y antivirales. El hecho de estar situados en esta parte del conocimiento que he explicado, nos da una diversidad de productos muy grande —tienen 24 patentes internacionales— y satisfacción de nuestro trabajo.
¿Qué importancia tiene la biotecnología industrial en Cataluña?
Le pasa lo mismo que a nosotros: ¡es una gran desconocida! Me refiero al eco mediático, pero, en cambio, a nivel industrial es una realidad. Tenemos una parte de la industria que está innovando y mejorando la capacidad productiva gracias a la biotecnología blanca. Las denominamos empresas usuarias, son muchísimas, y aún podría haber más porque tenemos un sector de química fina, de detergentes y agroalimentario muy importante. También está el grupo de empresas puras que se dedican al desarrollo de procesos de biotecnología blanca como la producción de antibióticos y enzimas. Pero todo esto no se visualiza.
¿Qué pasa, pues?
Necesitamos más reconocimiento y recursos económicos. La industria se ha sacrilegiado hasta llegar la crisis y ahora vuelve a ser importante. ¡La biotecnología blanca no se entiende sin la industria porque la biotecnología blanca es industria! Además, la salida al mercado es mucho más rápida que con la biotecnología roja o sanitaria.
Como pasa en la biotecnología roja, el punto débil es la financiación.
Si hay poca financiación para lo que está de moda, imagínate la que hay para lo que no lo está. Con estas tecnologías el riesgo nunca es cero, por lo tanto, el banco no te financia. No estamos hablando de grandes multinacionales, sino de empresas medianas del país, que tienen cierta capacidad de inversión a la hora de plantearse implementar la producción biotecnológica. Nos faltan opciones de capital riesgo y apoyo de la Administración.
Usted dijo en un congreso de emprendedores científicos en Valencia que hay un gran stock de conocimiento, pero que el 90% no es útil a la empresa porque está publicado. ¿Qué mecanismos de innovación necesitan las empresas?
En Europa, la inmensa mayoría de investigadores piensan en una investigación básica, muestran las publicaciones, la excelencia, pero no tienen en el subconsciente cómo se exporta a la industria. Nunca han afrontado los problemas industriales que puede generar un descubrimiento antes de que se lance al mercado. Cambiar el sistema es muy difícil, pero en algunos países europeos, como Finlandia, he visto métodos interesantes. Un parque tecnológico que hay en Turku está trabajando desde una visión empresarial, de hecho, cotiza en bolsa, y no se basa en los mismos parámetros de la universidad, sino que lo subcontratan a una empresa que se gana la vida en esto y que tiene una visión del negocio. La investigación que tiene como objetivo publicar, siempre acabará siendo utilizada en todo el mundo, no se puede proteger, por tanto, no hay un retorno a la sociedad. Y no quiero decir que no se tenga que llevar a cabo, porque hay una parte muy importante que es la formación de las personas.