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Redacción

Según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), 25.000 personas mueren anualmente en Europa debido a microorganismos multirresistentes y el impacto en costes sanitarios adicionales es de al menos 1.500 millones de euros.

Se estima que unos 4 millones de pacientes adquieren infecciones hospitalarias en la Unión Europea cada año con el riesgo de que sean de organismos multirresistentes. A pesar de esto, "muchas de las resistencias son introducidas desde fuera de los hospitales, pero actúan de caballo de Troya dentro de estos", en palabras del Dr. Jesús Rodríguez-Baño, ponente de los debates científicos internacionales The Global Threat of Antimicrobial resistance. Science for Intervention que han organizado B·Debate y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) en Barcelona entre los días 5 y 7 de noviembre. La Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac) calcula que más de un 85% del consumo de antibióticos en España se produce fuera de los hospitales, sobre todo para el tratamiento de infecciones respiratorias.

Los antimicrobianos se utilizan tanto para la medicina humana como para la veterinaria y, también, para fines no terapéuticos como son los desinfectantes, conservantes y aditivos alimentarios. Por ejemplo, las bacterias que causan diarrea o infecciones respiratorias en diversas especies animales se han vuelto más resistentes a los antimicrobianos veterinarios utilizados y esto supone más sufrimiento y mortalidad en los animales y, en consecuencia, pérdidas de producción y costos adicionales. También aumentan los riesgos laborales de los cuidadores de los animales, ya que actúan de reservorio de estos microorganismos y pueden pasar enfermedades a los humanos.

Ciencia para la intervención

Según el último Eurobarómetro sobre resistencias antimicrobianas el 50% de los europeos aún cree que los antibióticos son efectivos contra los virus. La necesidad de informar a la población sobre el uso de los antimicrobianos es evidente. Uno de los factores determinantes de la creación de nuevas resistencias es el uso inadecuado de los antimicrobianos como son el consumo abusivo, el uso insuficiente y la automedicación. Para conseguir que los pacientes estén informados de la necesidad de tomar las dosis correctas de los antimicrobianos apropiados y no se automediquen es necesaria la intervención de los profesionales sanitarios que los prescriben, los farmacéuticos y dispensadores, de las instancias normativas y de la industria farmacéutica.

En palabras del Dr. Jordi Vila, líder científico de este B·Debate, "la industria farmacéutica no está invirtiendo lo necesario en la investigación de nuevos antimicrobianos por motivos económicos". En los últimos 30 años sólo se han desarrollado dos nuevas clases de antibióticos. "Para estas compañías es más rentable producir un fármaco contra el colesterol", dice Vila, ya que los pacientes lo tendrán que tomar durante largos periodos de tiempo, en lugar de los antimicrobianos que serán consumidos por períodos de tiempo cortos con el problema añadido de las resistencias.

El líder científico de este B·Debate considera necesario que los gobiernos cambien los criterios de incentivación de la investigación de nuevos antibióticos para la industria farmacéutica. Un ejemplo podría ser alargar la vigencia de las patentes para así permitir a las compañías recuperar mejor la inversión que implica la investigación en estos medicamentos. En cuanto a la investigación, las tecnologías innovadoras que ofrecen la química y la biología molecular abren la puerta a la obtención de nuevos agentes antimicrobianos.

Reto global

El reto es complejo y se debe afrontar a nivel global teniendo en cuenta la diversidad de los sistemas sanitarios de los países. Según el Dr. Betuel Sigauque, investigador senior del Centro de Investigação me Saúde de Manhiça (CISM) en Mozambique, los problemas de resistencias a antimicrobianos en los países en desarrollo son mucho peores de lo que los datos dicen. En muchos de estos países, al no disponer de sistemas sanitarios adecuados, los antibióticos que acaban llegando a la población pueden ser de baja calidad y se hace más difícil la administración durante los días indicados, de manera que provocan nuevas resistencias. El Dr. Sigauque añade que en un mundo globalizado, las infecciones bacterianas no tienen fronteras y por lo tanto se hace más necesaria que nunca la colaboración internacional en esta materia.

Contribuir a hacer frente a estos retos de salud global ha sido el objetivo de estas jornadas científicas que han reunido más de 60 expertos nacionales e internacionales en Cataluña.

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