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La pandemia de la Covid-19 ha impactado de lleno en todos los aspectos que rigen la sociedad: la economía, la política, el consumo… y, por supuesto, el sistema sanitario. Pocos dudan de que habrá un antes y un después del SARS-CoV-2 en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los pacientes. Analizar esta evolución era el objetivo de la mesa redonda “Transformando la asistencia médica en tiempos difíciles”, organizada con motivo del Graduation Day de los participantes de la séptima edición del posgrado de innovación en salud d·HEALTH Barcelona, el pasado 29 de octubre.

Que los tiempos son difíciles es una evidencia. “Es casi un milagro que estemos aquí hoy”,  expresó el Director General de Biocat, Jordi Naval, durante la presentación de la jornada. Y los protagonistas de la mesa redonda, que trabajan contra la pandemia desde la primera línea, son más conscientes que nadie. El diálogo, moderado por el Dr. Daniel Moreno, responsable del Programa de Innovación del Hospital Germans Trias i Pujol, contó con la participación del Dr. Antonio Roman, Director Asistencial del Hospital de la Vall d'Hebron; el Dr. Antoni Rosell, director clínico del área del Tórax del Hospital Germans Trias i Pujol, y el Dr. Rafael Máñez, jefe del servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario de Bellvitge. Los tres hablaban desde la experiencia de la primera ola y con la certeza de estar inmersos ya en la segunda.

La primera cuestión abordada fue el uso de técnicas de imagen o de inteligencia artificial (IA) para el diagnóstico de la Covid-19. Máñez habló de su potencial para diferenciar qué pacientes evolucionarán hacia una insuficiencia respiratoria aguda, el tipo de soporte respiratorio que necesitan o saber cuál es el mejor momento para colocarlos en la posición de decúbito prono (boca abajo), por poner algunos ejemplos. “Uno de los principales problemas es distinguir a los pacientes. Las tomografías computarizadas son útiles, pero el traslado de la UCI a la sala donde se realizan no es fácil, como tampoco lo es la desinfección de la sala después del paso de un paciente de Covid-19”, explicó Máñez. Roman estuvo de acuerdo en que la IA tendrá un “gran papel” en el mejor pronóstico de la evolución de los pacientes, pero no solo aplicada a las técnicas de diagnóstico por imagen, sino también a otros parámetros como los factores de riesgo o los test de laboratorio.

Hacia una consolidación de la telemedicina

De la misma forma que la virtualidad ha irrumpido en nuestra manera de hacer la compra, reunirnos, trabajar o socializarnos, la medicina tampoco es ajena a este cambio de paradigma. “La telemedicina ha entrado de manera muy rápida y profunda en nuestro sistema. ¿Podría aplicarse a la monitorización de los pacientes de Covid-19?”, interpeló Moreno. Roman apostó por su utilidad como herramienta para el diagnóstico rápido. “Disponemos de la tecnología; incluso en los supermercados podemos comprar un aparato para medir la saturación de oxígeno en sangre. El problema no es recibir la señal, sino educar a la población para que sepa interpretarla y cómo trasladar esos datos al sistema de salud. Este aspecto no está solucionado”, admitió.

En la misma línea, Rosell opinó que los pacientes necesitarían de más preparación para poder tomar decisiones, y para ello apostó por el uso de dispositivos que permitan un primer intercambio de información. “En lugar de llamar a Urgencias o al CAP, disponer de un cuestionario muy interactivo que permita saber si la persona puede tranquilizarse o por el contrario debe actuar rápido”, explicó. Máñez, por su parte, planteó otro problema derivado de la implementación de estas tecnologías: “La gente joven puede manejarla bien, pero para las personas mayores es difícil de gestionar. La educación es un aspecto crítico”, afirmó.

El diagnóstico precoz, la mejor herramienta de control

Como conclusión al diálogo, una lista de deseos. ¿Cómo debería ser el sistema de salud del futuro, teniendo en cuenta que las restricciones y confinamientos no son sostenibles a largo plazo? Rosell abogó por herramientas para la monitorización remota de los pacientes, el uso de la IA y los sistemas no invasivos de diagnóstico y terapia.

Por su parte, Roman expresó sus “dudas” sobre la eficacia de las vacunas por sí solas para contener la pandemia, y puso como ejemplo a seguir el de la ciudad china de Qingdao, que decidió testar a 9 millones de personas con solo 12 casos de SARS-CoV-2 detectados. “El futuro son mejores test y autotest. El diagnóstico precoz y fácil es el mejor camino a tomar”, concluyó.

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