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Llevan batas, pero ninguno de ellos es médico. Nico Facuri es ingeniero, Sara Hernández y Enrique Hernández son biotecnólogos. Han estado dos meses en el Institut Guttmann, un hospital de rehabilitación de Barcelona, haciendo una inmersión clínica para identificar necesidades clínicas no cubiertas. Y ahora el objetivo es seleccionar una necesidad y desarrollar una solución innovadora que la resuelva, como por ejemplo un dispositivo médico. Los tres son fellows del programa d·HEALTH Barcelona, una iniciativa de Biocat, y nos cuentan su experiencia a raíz de la participación en el programa.

En d·HEALTH Barcelona experimentáis un ciclo completo de innovación que empieza en el hospital, donde debéis identificar necesidades médicas no cubiertas. ¿Cuál ha sido el resultado de esa fase?

Sara Hernández: Hemos estado con todos los profesionales del hospital (fisioterapeutas, enfermeros, médicos, logopedas, psicólogos) y nos hemos dado cuenta que tienen visiones muy diferentes. Eso nos ha ayudado a ver dónde podemos encontrar un nicho. Por ejemplo, nos pasó con las enfermeras de planta y las de domicilio. A nosotros nos interesan más las respuestas de las enfermeras de domicilio porque todos los pacientes saldrán del hospital en algún momento y allí podemos encontrar una oportunidad.

Nico Facuri: Observar es muy importante. La inmersión clínica ha sido un período para entenderlo todo y nos ha servido para captar muchas señales. Hemos detectado 400 necesidades, pero además nos llevamos todas las sensaciones que hemos tenido y que no pusimos por escrito. Eso nos ha preparado para conocer el mercado, sacar una propuesta de valor muy bien hecha y fundar una empresa. Es el plan A.

¿En qué tipo de propuesta de valor pensáis?

Nico Facuri: Nos hemos dado cuenta que para introducir una solución innovadora y que los profesionales lo usen hay que ser muy convincente.

Sara Hernández: Muchas veces hay soluciones que no es que no existan, sino que no cubren bien la necesidad del todo. Tenemos que pensar en algo que sea intuitivo, sencillo y fácil para el usuario.

Nico Facuri: Tenemos en cuenta que diseñamos para ellos, no para nosotros. Nos gustaría hacer algún wearable muy espectacular, pero tenemos que pensar en quién lo va a utilizar. Hay innovaciones que no llegan al usuario porque el set up es complicado de usar.

Un valor añadido de la inmersión clínica es que podéis ver en primera persona a quién va a impactar lo que desarrolléis.

Sara Hernández: Exacto. Yo, por ejemplo, trabajaba en investigación y una cosa que pasa mucho es que no ves los resultados rápidamente, sino que pueden pasar 20 o 30 años hasta que no se desarrolle algo con lo que tú has trabajado. En cambio, aquí tú ves cosas y depende de ti cambiarlas. Podemos ayudar a personas directamente y esta es la gran motivación.

¿Tenéis espíritu emprendedor?

Enrique Hernández: Desde que hemos hecho la inmersión clínica hemos cambiado el chip. Ahora vamos por la calle e identificamos necesidades para todo. No sé aún si somos emprendedores, pero al menos tenemos espíritu crítico.

Nico Facuri: La inmersión va más allá del hospital. Ves cosas que antes ni te fijabas. Además, es un proceso muy acelerado. Yo fundé anteriormente una empresa y con mi socio nos pasamos seis meses investigando. Aquí, en un mes y medio ya lo tienes.

¿El trabajo en equipo es complicado?

Sara Hernández: La primera semana yo estaba muy cerrada porque soy una persona que me siento segura cuando controlo las cosas. Y me he dado cuenta que no puedo controlarlo. Nico me enseñó que hay que dejarse llevar y ahora miro más para el equipo y confío plenamente.

Nico Facuri: El proceso de crear una cosa es totalmente descontrolado y caótico. No sabemos qué va a pasar, ni si va a salir algo de aquí. Pero hay que creer y avanzar.

Enrique Fernández: Los tres somos personas flexibles y con ganas de aprender y mejorar, nos hemos adaptado muy bien al trabajo en equipo.

¿Cuál es la lección más importante que os lleváis de la estancia en el hospital?

Enrique Fernández: La capacidad de recuperación y crecimiento de los pacientes. No éramos consciente de ello. Venimos aquí pensando que sería un ambiente apagado y triste y estamos alucinados. Hay una capacidad de lucha espectacular. Buscar una solución innovadora tiene mucho más sentido ahora.

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