Susan W. Bannister: “El gobierno puede crear el entorno pero no debería guiar”
Es una experta de renombre mundial en innovación y está considerada como una de las «10 mujeres más influyentes en biotecnología», según el Boston Globe, y una de las «50 mujeres más poderosas de Boston», según la Boston Magazine. Es socia directora de Biomedical Innovation Advisors y también es la presidenta y CEO de Biomedical Growth Strategies. Ha sido presidenta y CEO de Massachusetts Life Sciences Center (MLC).
Aprendizaje desde el Fórum de la BioRegión (4a parte): Modelos de éxito de colaboración pública y privada. La experiencia del Massachusetts Life Sciences Center
Uno de los principales temas del Fórum de la BioRegión fue la transferencia de la tecnología hacia el ámbito de la salud y la comercialización de la ciencia, y cuál debería ser el rol del gobierno para impulsar la innovación. Como expresidenta y antigua CEO del Massachusetts Life Sciences Center, Susan W. Bannister, ponente en el Fórum de la BioRegión, compartió con nosotros la experiencia de esta iniciativa de 10 años con 1.000 millones de dólares puesta en marcha en 2008 por Deval Patrick, el entonces gobernador de Massachusetts.
Spoiler Alert: la colaboración entre el gobierno y el sector privado es clave para crear un ecosistema fuerte en los ámbitos de la salud y de las ciencias de la vida.
Desde el anuncio de la Life Sciences Initiative, los sectores del ámbito de las ciencias de la vida han sido los más rápidos en crear puestos de trabajo en la economía de Massachusetts. ¿Cómo ha sido posible?
En primer lugar, el gobierno se preocupó y eso fue absolutamente esencial, ya que todos los fondos provenían del gobierno. Públicamente, afirmaron: «Creemos en estos sectores y estamos dispuestos a asumir los riesgos». Gracias al apoyo económico fue rápido. Entre el 2008 y el 2014, Massachusetts era un lugar completamente diferente porque una vez hubo un inversor inicial (el gobierno) el capital privado también quiso formar parte.
En segundo lugar, estábamos creando un entorno en Massachusetts que fue más favorable para la innovación. Cuando hablo de innovación, hablo de la aplicación real de la ciencia. Para mí, no existe innovación sin uso, y eso cambia nuestro comportamiento, la manera de hacer las cosas y los resultados que obtenemos. Ayudamos a iniciar el proceso y realmente hicimos de aceleradora.
Una de las características que hacen única la Massachusetts Life Sciences Initiative es que se trata de una entidad financiera.
Exacto. Aunque disponíamos de fondos públicos usábamos la palabra inversión porque, normalmente, cuando el gobierno habla de sus fondos suena como si fuera dinero gratis que da sin ningún tipo de responsabilidad.
Nosotros esperábamos un rendimiento, pero no esperábamos un rendimiento financiero directo como inversores privados, sino para el estado: trabajos, pago de impuestos, crecimiento económico, construcción de edificios, otros espacios financiados con recursos privados... Esto es lo que queríamos crear para el estado: la expansión de la economía.
El capital público envió un mensaje firme y muy positivo al sector...
En efecto, pero no todos los proyectos disponían de capital público, porque cuando empezamos había una fuerte recesión económica. Tuvimos que pensar cómo podríamos atraer más capital y preguntamos a las organizaciones que recibían dinero de nosotros si podían aumentar la cantidad o encontrar fondos complementarios. No siempre era necesario, pero los animábamos a hacerlo. Desde que empezamos, hemos pensado en formas de atraer un dólar por cada dólar invertido y aquí es donde es necesario que el sector público colabore.
¿Piensa que el gobierno debe hacer de guía o debe tener menos influencia?
Pienso que el gobierno debería colaborar. La innovación por sí sola es un proceso que no avanza; alguien que se encuentra en un laboratorio o en una cafetería y dice «¡Tengo una idea! Creo que puedo resolver este problema» hace que pase. Raramente es algo que venga de arriba. Lo que sí puede hacer el gobierno es crear el entorno que apoye esta idea y la creación del proceso. El gobierno puede impulsarlo, participar, encontrar maneras de hacer que el proceso mejore, pero pienso que no debería dirigirlo.
Durante su ponencia en el Fórum de la BioRegión dijo que las inversiones también han convertido el clúster de Massachusetts en un ecosistema. ¿Qué hace falta para que un clúster se convierta en un «ecosistema de alto rendimiento»?
En Massachusetts hay una alta concentración de universidades, de hospitales de investigación, de trabajadores cualificados, de emprendedores, de empresas con experiencia y de inversores, y, ahora, todas estas partes trabajan bien individualmente y en conjunto. Tenemos una visión de lo que queremos ser como comunidad del ámbito de las ciencias de la vida.
Cada región necesita una plataforma de colaboración. Este es el proceso para crear un ecosistema y para determinar a una comunidad de investigación cuáles son sus puntos fuertes. También proporciona la cultura que incluye el pensamiento traslacional y el apoyo al emprendimiento. Una de las cosas que más hemos financiado son espacios donde los emprendedores pueden trabajar. Nosotros los reunimos, pero lo que los mantiene unidos es que se han dado cuenta de las ventajas de trabajar conjuntamente.
¿Cuál es el aprendizaje más importante que la BioRegión puede extraer de la experiencia de Massachusetts?
Lo que me gustaría que la gente aprendiera de Massachusetts es quizás no tanto los programas específicos, sino la estructura para entender qué falta y qué no, con la fortaleza necesaria en términos de construcción de la capacidad de innovación. Creo que Cataluña debería seguir haciendo lo que está haciendo: examinar modelos diferentes para decidir cuál es el que mejor funciona. Lo más importante es tener una estrategia.