presidente de la entidad Biominas (estado de Minas Gerais)
Eduardo Soares es biólogo especializado en bioquímica y biología molecular por la Universidad Federal de Minas Gerais y tiene un postgrado en Administración Financiera de la Fundação Dom Cabral. Ha sido director ejecutivo y miembro de las juntas directivas de diferentes empresas como Alvos Biotech, Linhagen, Biocancer y Prodimol. El pasado 17 de abril participó en la jornada "Impulsando la internacionalización (I): Brasil" organizada por Biocat, en Barcelona, en el marco del proyecto bioXclusters.
Article d'opinió
Latinoamérica y Brasil están cambiando. América Latina ya no es sólo un mercado donde vender, sino que se está convirtiendo en un lugar donde también se pueden desarrollar y fabricar productos.
Ha habido grandes avances en áreas como la agricultura, la energía, la asistencia sanitaria y la biotecnología industrial. Si bien el principal productor de cultivos biotecnológicos en el mundo es Estados Unidos, el segundo y el tercer lugar lo ocupan Brasil y Argentina, respectivamente.
La región más rica de Brasil es el sur-este, con el 66% del PIB del país. Y sólo São Paulo tiene el 40% del PIB. Nuestra población es de casi 200 millones de personas y está creciendo a un ritmo del 1,1% cada año. Somos la sexta economía más grande del mundo... ¡Superamos el Reino Unido en diciembre pasado y estamos muy cerca de Francia!
Video de la jornada "Impulsando la internacionalización (I): Brasil"
Barcelona, 17/4/2012
Las empresas de ciencias de la vida y de biotecnología se encuentran principalmente en los estados de São Paulo (38%) y Minas Gerais (30%). Hemos identificado que de las 271 empresas que trabajan en ciencias de la vida, 143 son biotecnológicas. En cuanto a las áreas, las más importantes son salud humana (33%), agroindustria (31%) y producción de reactivos (18%); después tenemos el medio ambiente y las aplicaciones. La bioindustria en Brasil es muy joven. Casi el 70% de las compañías tienen menos de cinco años e ingresos inferiores a los 300.000 euros anuales.
Para que entendáis lo que está sucediendo en Brasil, tengo que decir que hemos pasado de tener un 51% de población pobre al 25%. Esto ha cambiado la economía, porque quiere decir que hay 50 millones de personas más que quieren comprar de todo, incluidos los productos biotecnológicos, alimentos, medicamentos... En un futuro próximo vamos a entrar, pero, en un proceso de envejecimiento de la población, como en Europa y EE.UU. En cuanto a las causas de mortalidad, estamos pasando de tener un gran número de enfermedades infecciosas a un mayor índice de cánceres, enfermedades respiratorias y enfermedades del aparato circulatorio. También está aumentando la diabetes.
Las previsiones de crecimiento de ventas farmacéuticas entre 2009 y 2014 en América Latina son del 12-15% por año. En Brasil tenemos dos grupos de empresas farmacéuticas: las locales, muy focalizadas en genéricos, y las internacionales, con productos innovadores. Pero las farmas locales empiezan a invertir en innovación y están construyendo sus propios centros de I+D. Hay una gran cantidad de movimientos, ya que las multinacionales quieren tener participación en el mercado de genéricos. Esto está cambiando por completo el panorama que teníamos hasta ahora. Aquí podéis consultar lista de las 20 principales empresas farmacéuticas en Brasil.
Aunque estuvimos compitiendo intensamente con México durante dos años, en Brasil ya se están llevando a cabo 2.700 ensayos clínicos al año, casi el doble que en México, así que estamos creciendo muy rápidamente en esta área. Algunas de las áreas de I+D que tienen más importancia son la medicina regenerativa; la genómica, donde se ha invertido para la creación de una red de laboratorios de secuenciación en el país (actualmente, Brasil está secuenciando el genoma de la caña de azúcar); la bioinformática, y la nanotecnología, con un programa de más de 28 millones de dólares para invertir en los centros.
En 1995 Brasil representaba el 0,8% de las publicaciones científicas de todo el mundo y ahora tenemos el 2,7%. El gobierno ha hecho un gran esfuerzo en inversión en I+D (alrededor del 1,1% del PIB por año). Una de las iniciativas nuevas más importantes es la creación del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología. También estamos creando 123 nuevos institutos, 39 de los cuales son en ciencias de la salud.
Las importaciones están creciendo y las exportaciones son bastante estables. Así que el déficit sólo en el sector de la salud es de 11.000 millones de dólares al año. El gobierno está moviendo piezas para resolver este problema. ¿Cómo lo está haciendo? En primer lugar, presiona a las farmacéuticas internacionales para que produzcan en el país y, después, intenta establecer más asociaciones entre empresas internacionales, empresas locales y centros de investigación. En la actualidad hay 20 proyectos en curso, que involucran nueve laboratorios públicos y 17 socios privados.
Aunque somos protectores en algunos casos, pero nos estamos abriendo cada vez más, y están surgiendo muchas oportunidades para producir y llevar productos al Brasil. No sé si me explico bien, pero el mensaje es que estaremos más abiertos a todo, especialmente si se quieren llevar nuevas tecnologías. Es difícil negar el acceso a nuevos medicamentos y nuevos productos porque la población sabe cuáles son los buenos.
La empresa internacional que quiere venir a Brasil a abrir una filial, es necesario que establezca un acuerdo de cooperación con una firma local, ya que así tiene acceso a todos los mecanismos y programas de las agencias estatales y federales. El mayor problema es el proceso de reglamentación, nosotros lo sabemos y también lo sabe la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA). Están muy interesados e involucrados en varias iniciativas para hacerlo más fácil.
En términos de políticas públicas, la ley de innovación de 2004 obligó a las universidades y centros de investigación a tener sus oficinas de transferencia de tecnología (OTT). En 2006 teníamos cerca de 30 oficinas de transferencia de tecnología en el país y ahora hay más de 150. En 2006 se puso en marcha un programa de la FINEP, la agencia de innovación de Brasil, que otorga ayudas a las empresas para desarrollar nuevos productos (hasta entonces sólo los daba a los centros de investigación y a las universidades). Y en 2007 se acordó una política nacional de biotecnología. A nivel estatal, la mayoría de los estados tienen su propia fundación para financiar la I+D. En São Paulo, está la FAPESP, en Río de Janeiro la FAPEG y en Minas Gerais tenemos la FAPEMIG.
En términos de capital de riesgo, la industria aún es joven. Hoy por hoy sólo existe un fondo de capital riesgo dedicado a las ciencias de la vida, el Burrill. Hay fondos internacionales que se van introduciendo como Sofinnova.
Biominas, apoyo a las 'biotec' internacionales y de Brasil
No quiero terminar este artículo sin explicaros qué hacemos en Biominas. Somos una institución privada, creada por nueve empresas en 1990 para desarrollar negocios en el área de la biotecnología. Aunque trabajamos con los gobiernos estatal y federal para desarrollar el sector, nuestro principal objetivo es el desarrollo de empresas y negocios. Ahora estamos operando no sólo en el estado de Minas Gerais, sino en todo el país. Empezamos la primera actividad de grandes proporciones en 1997, con un centro de incubación de empresas de ciencias de la vida de 3.000 metros cuadrados. Desde entonces hemos graduado a 19 empresas y tenemos a 19 de nuevas. También ofrecemos servicios de consultoría para ayudar a las empresas internacionales a introducirse en el mercado brasileño. Hemos trabajado con Sanofi, Merck, GlaxoSmithKline, entre otros.
En 1999 nos dimos cuenta que uno de los problemas de las empresas es el acceso al capital. Así que nos pusimos en contacto con el Banco Interamericano y diseñamos un programa que nos permitió invertir alrededor de 25 millones de reales (unos 10 millones de euros) en doce empresas. Es importante deciros que en dos de las empresas perdimos la inversión. De dos empresas más, Prodimol y Alvos, vendimos las acciones: la primera por cuatro veces la cantidad que habíamos invertido y la segunda, por 2,5 veces la inversión inicial. Seguimos siendo accionistas de dos empresas, que son Biocancer y Linhagen. A veces perdemos dinero, y a veces lo ganamos. ¡Esto es parte del juego!