Pasar al contenido principal
Dr. Jordi Camí

director general del PRBB y de la Fundación Pasqual Maragall


El doctor Camí es una personalidad única en el panorama de la investigación catalana: director de un parque que es referente internacional en investigación biomédica, experto en política científica, impulsor de códigos de buenas prácticas e investigador comprometido con la divulgación. Ha entrado en Alzheimer Internacional, la Fundación Pasqual Maragall, movido por el proyecto científico y por su amistad con el ex presidente de la Generalitat.


La Fundación pretende desarrollar un centro de investigación científica de excelencia, el Instituto Internacional de Investigación en Enfermedades Neurodegenerativas. ¿Qué modelo de centro está previsto?

A diferencia de lo que ya se ha conseguido en muchos cánceres y en muchas enfermedades cardiovasculares o infecciosas, las enfermedades neurodegeneratives no tienen tratamiento. El Alzheimer se diagnostica tarde y no sabemos las causas, tampoco se dispone de ningún medicamento que pare o atrase la enfermedad. Es, pues, en este escenario que la Fundación Pasqual Maragall apuesta por un modelo de centro capaz de concentrar esfuerzos hacia proyectos de investigación que puedan aportar cambios conceptuales que ayuden a hacer saltos importantes en la velocidad con la que se avanza. Los científicos somos conservadores, el peer review convencional tiene tendencia a impedir el triunfo de ideas atrevidas o que no están de moda, pero la historia de los avances biomédicos está marcada por hallazgos casuales en manos de jóvenes talentos. Se trata de apostar por proyectos poco convencionales, proyectos arriesgados, que pueden ser decisivos.

¿Qué referentes hay en el mundo?

El apoyo a investigación High risk/High reward es escaso. Algunas grandes agencies como las NIH tienen líneas de financiación específica, pero son modestas y recientes. Un referente ya desaparecido podría ser el Laboratorio de Inmunología de Basilea, financiado íntegramente por Roche y del cual salieron tres premios Nobel. El Howard Hugues Medical Institute, de la mano de su presidente Thomas Cech, ha apostado fuerte creando recientemente un centro de neurobiología con reglas del juego diferentes, el centro del Campus Janelia Farm.

¿Cómo valora el papel del sector privado en la investigación que se llevará a cabo en el futuro Instituto?

En el proyecto de la Fundación Pasqual Maragall se da tanta importancia al qué como al cómo. Un proyecto de producción de nuevo conocimiento como el descrito necesita ser soportado fundamentalmente por recursos privados y altruistas. Es desde la flexibilidad de este tipo de recursos que se pueden abordar proyectos excepcionales, ya que es un modelo de centro de investigación que requiere unas reglas del juego sin restricciones. El objetivo es intrínsicamente difícil dado que en nuestro país no hay tradición de modelos privados-públicos. Esta vez querríamos que el sector privado fuese el protagonista. En este sentido proponemos dos modelos de apoyo: como donante (mecenazgo) o como a socio-inversor en I+D, participaciones que tienen tratamientos fiscales diferentes. Y tenemos proyectos complementarios como la creación de una amplia red de socios.

¿La filantropía es la respuesta a las necesidades de financiación en investigación?

En nuestro medio el sector público siempre ha hecho más deberes que el privado. El papel discreto del sector privado y altruista en el apoyo a la producción de nuevo conocimiento tiene, como mínimo, dos claves. Una, incorregible, es nuestra cultura católica que no fomenta el altruismo o el deber de “retornar” a la sociedad, en comparación con el que sucede en las comunidades calvinistas. La otra, es la fiscalidad del altruismo, particularmente restrictiva en España, y esto sí que se puede modificar. Con retornos de impuestos del 20% al 30% no se pueden incentivar las donaciones. La financiación altruista en la investigación científica tendría que desgravar el 100%, como sucede en los EE.UU.

¿Qué nos depara el futuro inmediato en la lucha contra el Alzheimer?

Si no se encuentran soluciones, el problema de la dependencia será insostenible. Se calcula que la mitad de los nacidos en el año 2000 sufrirán Alzheimer a los 60 años. En contraposición a esto, si se pudiese retrasar cinco años la aparición de la enfermedad se podría reducir a la mitad la población que acaba siendo dependiente. Delante de este callejón sin salida hay que concentrarse en la detección precoz empleando las nuevas tecnologías de imagen biomédica y de marcadores biológicos. Hoy únicamente se puede hacer en clave de cooperación internacional dado que exige disponer de amplias cohortes y realizar seguimientos muy largos. Un problema añadido es que no necesariamente son suficientes las pruebas y medidas que se emplean actualmente, de forma que sigue habiendo mucho espacio para los proyectos de riesgo elevado.

¿Cuáles son las claves del acontecimiento que Alzheimer Internacional organizará los próximos días?

Gracias al apoyo de ISCD-Biocat y en colaboración con el profesor Zaven Khachaturian, director del Lou Ruvo Brain Institute, dentro de un mes reuniremos en Barcelona a unos 20 prestigiosos científicos norteamericanos y europeos para reflexionar sobre la situación del callejón sin salida actual. Queremos impulsar una investigación conjunta Europa-Estados Unidos dirigida a la detección precoz. Hay que homogeneizar el seguimiento de cohortes de enfermos y personas sanas, hay que emprender cohortes amplias con personas jóvenes. En definitiva, hay que hacer esfuerzos internacionales conjuntos para poder dar pasos substanciales.

¿Nos podría apuntar algunos de los indicadores de éxito previstos de su proyecto y la estrategia para conseguirlos?

Levantar recursos privados de empresas y bancos en tiempos de crisis puede ser una quimera. Estamos en el peor de los escenarios, como decía hace unos días el ministro Solbes “una situación insólita” de la cual no sabemos ni la duración ni el alcance y que nos agobia. En estas circunstancias hay que ser prudentes y realistas, la viabilidad de todo lo que pretendemos quizás se tendrá que aplazar más tiempo de lo que sería deseable. Pero tenemos la firme determinación de conseguir nuestros objetivos.

¿Cómo valora este nuevo reto de liderazgo en su carrera?

Todavía creo posible que el sector privado sea protagonista de un proyecto que contribuirá a hacer de Barcelona un centro de atención de la comunidad científica internacional. Esto no tiene precedentes. El actual sistema de investigación biomédica de Cataluña tiene una buena base y se tiene que poder añadir un nuevo centro de investigación de características radicales. Ambos aspectos son grandes retos pero estamos delante de una buena causa y existen muchas razones para querer conseguirlo. Pero también somos conscientes que todo será más largo y complejo de lo previsto inicialmente.

Si nos permite, ¿Cuánto de amigo y colaborador personal tiene su papel en la Fundación Maragall?

El presidente Maragall y yo nos conocemos, pero nunca habíamos tenido una relación cercana. Por encima de las contingencias personales que ocurrirán y más allá de la complejidad del proyecto que lidera, siempre lo he admirado y el hecho de trabajar a su lado es un enorme privilegio.

Suscríbete a nuestras newsletters

Toda la actualidad de Biocat y del sector de las ciencias de la vida y la salud en tu badeja de entrada.