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Dr. Jordi Martí Pi-Figueras

ex director general de Amgen España-Portugal (1991-agosto 2012)


De cirujano a directivo de una de las principales biofarmacéuticas mundiales. Ha sido el alma de la filial de Amgen en España y Portugal de en 1990 en Barcelona cuando sólo eran tres personas al frente del proyecto. Tras una larga etapa como director Comercial, en 2003 fue nombrado director general de la compañía. Este 2012 ha dejado la empresa y lo ha hecho con una notoria cuarta posición en I+D en Amgen mundial y la primera de Europa occidental, con el 7% de las ventas europeas y un equipo de 250 profesionales (el 50% científicos).


Amgen se fundó en California (Estados Unidos) en los años ochenta. Tiene 17.000 empleados en todo el mundo, cotiza en el Nasdaq y se encuentra entre las diez primeras compañías biofarmacéuticas internacionales. Destina entre el 20% y el 25% de sus ingresos a I+D+i. La filial Amgen España-Portugal tiene su sede en Cataluña —concretamente en el World Trade Center de Barcelona— desde hace más de 20 años ya que consideran que es el punto de referencia de la industria biotecnológica en Europa, tiene excelencia biomédica y una decidida apuesta por un bioclúster. Amgen ha sido de las primeras biotec mundiales a desarrollar nuevos fármacos basados en ADN recombinante y biología molecular. En su pipeline hay más de 50 moléculas (considerado el mejor pipeline biotecnológico por la revista Script).

A principios de octubre anunciaron que Roland Wandeler lo sustituía en la dirección general de Amgen España-Portugal. ¿Cómo resumiría estos 21 años de trayectoria ante una de las grandes biofarmacéuticas?

Sobre todo ha sido apasionante porque iniciamos el desarrollo de la filial en España en 1991 cuando la biotecnología era muy poco conocida, de hecho, era puramente una promesa. A lo largo de esta etapa hemos sido capaces de poner a disposición de los enfermos muchos medicamentos y de llegar a ser un grupo de 250 personas.

¿Ha cumplido todos los retos que quería?

Bien... En un mundo de tanto riesgo como es la innovación y la biotecnología siempre hay éxitos y fracasos. Tengo presente que algún producto ha sido un fracaso comercial por lo que se esperaba de él o un fracaso científico porque no ha llegado al final, pero esto se ha compensado con los éxitos, es decir, de poner a disposición de enfermedades graves fármacos que suponen un cambio. Y eso es lo más reconfortante de nuestro sector.

Amgen está llevando a cabo programas de investigación principalmente en oncología, hematología, inflamación y metabolismo óseo. ¿Cuáles son los más innovadores que se han lanzado al mercado?

Sí, aunque también hay un área de nefrología, sobre todo, en insuficiencia renal, que afecta unos 20.000 enfermos crónicos en toda España. Recuerdo especialmente el primero, el filgastrim, fue muy innovador porque es un fármaco que permite tratar y prevenir las neutropenias derivadas de los agentes quimioterápicos. Tuvimos que hacer un esfuerzo importante desde el punto de vista divulgativo y científico para que los oncólogos y hematólogos conocieran esta nueva aproximación. Con este fármaco, creo que ha habido un antes y un después en la administración de la quimioterapia. Posteriormente, hemos presentado fármacos que no han estado tan cerca de la línea de apoyo de una enfermedad sino del tratamiento, como un anticuerpo monoclonal para el cáncer de colon o últimamente un producto para la osteoporosis.

¿Qué fármacos en desarrollo clínico hay?

Hemos conseguido un reto impensable para las filiales que estábamos fuera del mundo anglosajón (Australia, Reino Unido o Estados Unidos), que es atraer ensayos de las fases iniciales y convertirnos entre el primer y el segundo país en Europa en número de ensayos calitec. Y esto ha sido posible gracias a la buena red hospitalaria y oncológica que hay, mayoritariamente, en Cataluña.

¿Habéis mantenido la inversión en I+D en los últimos tres años?

La compañía siempre ha invertido cerca del 20% de los ingresos en I+D. A nivel global seguramente se mantendrán estas cifras, pero la inversión en España puede verse afectada en función de cómo evolucione el mercado. Estamos compitiendo con otros países en calidad y esta situación privilegiada de tener tantos ensayos aquí se puede ver comprometida si no hay señales de respeto hacia la innovación. Hay productos que están a la espera de ser aprobados y esto no ayuda a que España esté posicionada como un país que apoya la innovación.

¿Cómo ve el entorno de la investigación en biotecnología y biomedicina en Cataluña?

Tenemos una oportunidad realmente histórica de consolidar el país como un eje transversal en investigación biomédica, pero hay tareas que hacer. Las métricas están demasiado orientadas a la publicación, debemos trasladarlas a productos o patentes que luego aporten innovación. Creo que se está trabajando en ello y que debemos lograrlo para ser más competitivos. La base es buena y la apuesta del Gobierno es importante a pesar de la situación económica.

¿Ha visto una evolución en transferencia tecnológica entre los sectores público y privado?

La única vía de prosperar es conseguir este tipo de alianzas estratégicas, a pesar de que siguen existiendo barreras. Tanto por una parte como por la otra, hay que romper las rejas de confianza y, seguramente, de inercia. Debemos desburocratizar muchos de los procesos actuales y la única forma es mostrando tipo de alianzas que afiancen que esto es posible. Existe claramente esta vocación, pero la velocidad no es la que debería ser por estas barreras y por la aversión al riesgo. Es un sector que innova, pero a veces somos carcas a la hora de innovar en procesos y en este tipo de alianzas.

¿Ha vivido alguna alianza desde Amgen?

Hemos tenido alianzas públicas con hospitales, casi todos los grandes de Cataluña, desde el punto de vista de investigación y de procesos, y también con otras compañías. En este sector será muy difícil que una compañía pueda hacerlo todo sola. Cada vez se dan más alianzas entre distintas empresas y entidades —privadas, públicas de investigación y la Administración— en situaciones de desarrollo de fármacos en fases iniciales porque es muy difícil asumir todo el riesgo. En una reunión con tres consejeros de la Generalitat, en la que establecimos una colaboración para un futuro próximo, les dije que me sabía mal que el acuerdo llegara tarde por culpa de las dos partes, seguramente, por esta desconfianza y poca proactividad. Tenemos que buscar líneas de colaboración para lograr la sostenibilidad del sistema y que la innovación se preserve.

Amgen es una de las mejores empresas para trabajar en todo el Estado según el ranking Best Workplaces España 2011 (por sexta vez desde 2004). ¿Cómo se consigue este clima laboral?

De todo este tiempo, es otro de los aspectos de los que estoy orgulloso. Cuando se anunció que me iba de la empresa, la reacción de muchas personas del equipo fue decirme que a pesar de que hemos crecido mucho aún se mantiene este espíritu emprendedor, de estar cerca de los empleados, de disciplina, de respeto por las personas, de libertad de poder expresar cada uno lo que piensa... y a largo plazo las compañías son las personas que trabajamos.

¿Qué hará a partir de ahora?

No me veo con años sabáticos. Espero seguir relacionado con el sector de una forma u otra, ya sea emprendiendo un proyecto en un futuro cercano para mí mismo o en alguna compañía. Tengo ideas, me veo con fuerza para hacer cosas y pienso que puedo afrontarlo en una etapa de muchos retos.

¿Se quedará en Cataluña?

Puede que sí o puede que no. Pero siempre estaré vinculado a Cataluña, eso seguro.

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