La ciencia y la salud, motores clave del progreso democrático de Cataluña
La jornada “50 años después: ciencia, innovación en salud y democracia en Cataluña”, organizada por la Generalitat de Catalunya con la colaboración de Biocat, ha puesto en valor el papel de la investigación en salud en la construcción de una sociedad democrática y ha abierto un espacio de reflexión sobre el futuro científico del país en un contexto global cambiante.

El Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB) ha sido el escenario del acto “50 años después: ciencia, innovación en salud y democracia en Cataluña”, una jornada conmemorativa organizada por la Generalitat de Catalunya, con la colaboración de Biocat, para sumarse a la celebración de los 50 años de la recuperación de las libertades en el país.
El evento, celebrado el 11 de diciembre, ha puesto en valor cómo el progreso científico —y en particular, la investigación y la innovación en salud— ha sido uno de los pilares fundamentales en la construcción de una sociedad catalana democrática, avanzada y conectada con el mundo. Ha sido también una oportunidad para reconocer el liderazgo alcanzado por la BioRegión de Cataluña y fomentar el debate en torno al futuro de la investigación en un entorno global cambiante.
La bienvenida institucional ha corrido a cargo de Antoni Plasència, director general de Investigación e Innovación en Salud, quien ha destacado que el desarrollo científico en Cataluña no puede desvincularse del contexto político y social. “50 años después, Cataluña es un hub biomédico líder en Europa, con una investigación de excelencia, una innovación en expansión, una transferencia creciente al sistema sanitario y a la empresa, una inversión al alza, unas infraestructuras en consolidación, una fuerte internacionalización y un impacto económico muy significativo”, ha remarcado.
La primera mesa, “De la represión al progreso: testimonios de una transformación”, moderada por Robert Fabregat, director general de Biocat, ha reunido a cuatro voces con trayectorias complementarias: Antoni Andreu, exdirector general de Investigación e Innovación en Salud y antiguo director ejecutivo de EATRIS; Andreu Mas-Colell, economista con experiencia internacional en política científica, exconseller de Universidades e Investigación y fundador de la Barcelona Graduate School of Economics; Anna Meseguer, jefa de grupo del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR); y Josep Samitier, director del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y catedrático de electrónica de la Facultad de Física de la Universidad de Barcelona (UB).
La sesión ha permitido recordar que se partía de un contexto marcado por el retraso estructural, con graves déficits de talento, instituciones y cultura científica, pero también ha evidenciado cómo, a través de decisiones estratégicas y de una visión compartida entre gobiernos, instituciones y comunidad investigadora, se ha sido capaz de construir un modelo propio basado en centros de investigación de excelencia, hospitales universitarios de primer nivel, parques científicos y una apuesta decidida por la captación y el retorno de talento.
Las intervenciones de los ponentes han ilustrado muy bien este recorrido. Andreu Mas-Colell ha situado los aciertos de la transformación en “la voluntad política y un modelo de investigación muy abierto”, aunque “no siempre ha estado suficientemente bien financiado”. Ha subrayado que existía la convicción de que la economía de Cataluña dependía de crear un sistema de investigación sólido, y ha recordado que, cuando estaba en Estados Unidos, recibió la propuesta que acabaría llevándolo a impulsar grandes transformaciones estructurales, como la creación del modelo ICREA.
Anna Meseguer ha compartido su experiencia personal, explicando que “tuve que marcharme a Estados Unidos porque aquí no encontraba lo que buscaba para hacer investigación”. A finales de los años noventa regresó para montar una unidad de investigación en el Hospital Vall d’Hebron, pero se encontró con “una investigación muy clínica, poco organizada y sin cultura ni comprensión del valor de lo que hacíamos”. Aun así, aquel esfuerzo inicial se convertiría en el embrión del actual Instituto de Investigación Vall d’Hebron (VHIR). Josep Samitier ha destacado que el gran punto de inflexión fue la posibilidad de participar en proyectos europeos de gran alcance tras la entrada en la Unión Europea, un proceso que calificó de “muy enriquecedor, porque permitía trabajar con personas de toda Europa” y abrir la puerta a una investigación más competitiva e internacionalizada.
Antoni Andreu ha recordado que “en el año 2000 nos encontramos con un sistema carente de una estrategia clara y planificada, que crea un entorno muy rico e intenso, pero con mucho ruido”. En este sentido, ha señalado que en los últimos años se ha intentado homogeneizar y ordenar el sistema, aunque “es complicado porque ya es muy dinámico”.
Los testimonios han coincidido en un punto esencial: no podemos detenernos. Es necesario consolidar la financiación, garantizar una carrera científica estable y digna, e intensificar la transferencia de conocimiento y tecnología. El objetivo es consolidar un sistema científico plenamente integrado en el sistema de salud, conectado internacionalmente y centrado en el bienestar de la ciudadanía. “Las terapias avanzadas, la inteligencia artificial y los datos nos brindan una oportunidad para seguir siendo referentes. Tenemos un ecosistema muy rico y por eso necesitamos planificación y estrategia”, ha señalado Josep Samitier.
A continuación, la segunda sesión, “Investigación en libertad: futuro del progreso científico en un contexto geopolítico cambiante”, ha sido moderada por Montse Daban, directora de Política Científica e Internacionalización de Biocat. En este espacio, Emilià Pola, director ejecutivo de ICREA; Arcadi Navarro, director de la Fundación Pasqual Maragall y catedrático de genética de la UPF; y Mercè Crosas, directora de Ciencias Sociales y Humanidades Computacionales del Barcelona Supercomputing Center y exsecretaria de Gobierno Abierto de la Generalitat de Catalunya, han abordado cuestiones clave como la libertad académica, la soberanía de los datos, la resiliencia de los sistemas de investigación y las oportunidades para posicionar a Cataluña como polo de talento e innovación responsable.
En este sentido, Mercè Crosas ha remarcado que “se habla mucho pero se estudia muy poco en investigación cómo las redes sociales afectan a la desinformación”, y ha recordado que “en España existe una confianza en la ciencia más elevada que en otros países”. Por ello, ha defendido que “debemos acercar la ciencia a la sociedad y los investigadores también tienen ese deber”. Por su parte, Arcadi Navarro ha subrayado que “la ciencia necesita libertad académica y social” para avanzar, y ha añadido que “debemos ser capaces de mejorar las colaboraciones público-privadas” para reforzar el ecosistema de investigación e innovación y garantizar su sostenibilidad e impacto.
Finalmente, Emilià Pola ha puesto en valor el modelo ICREA destacando que “los investigadores ICREA no vienen aquí por el salario, sino porque tendrán libertad académica absoluta para investigar; es uno de los grandes atractivos”. Ha insistido en que “el éxito de ICREA no es aislado, sino que se debe a todo el sistema”, poniendo de relieve la importancia del ecosistema catalán de investigación.
En un contexto de creciente desinformación, censura y discursos populistas, los ponentes han coincidido en que garantizar la autonomía de las instituciones y una gobernanza responsable es más urgente que nunca. También se ha puesto de manifiesto cómo los conflictos internacionales y la politización del conocimiento pueden afectar gravemente a la colaboración científica global y redirigir recursos de la investigación civil hacia fines militares.
La clausura ha corrido a cargo del Secretario general del Departamento de Salud, Narcís Pérez de Puig, quien ha reafirmado el compromiso institucional con una investigación orientada a mejorar la vida de las personas. “Seguimos construyendo salud, ciencia y democracia”, ha afirmado.
El acto ha finalizado con una sesión de cóctel y networking que ha permitido el reencuentro entre generaciones, disciplinas e instituciones, y ha dejado una idea clara: el progreso científico y el progreso democrático han ido de la mano en los últimos 50 años, y deben seguir haciéndolo para afrontar los retos del futuro.

